martes, 26 de mayo de 2015

Los mil y un roches de Magaly



En la historia de Las mil y una noches, el sultán Shahriar, loquito de despecho y herido en su orgullo de macho persa que se respeta, se casaba cada noche con una muchacha virgen a quien decapitaba a la mañana siguiente de la luna de miel por si las cochinas moscas volaban y a la consorte se le ocurría engañarlo como hizo la primera mujer que tuvo.

En el difícil y dudoso caso de que Magaly Medina hubiese sido elegida por Shahriar para desposarla, la periodista habría perdido la cabeza después de este único polvo, más por burra que por fea.

El sábado pasado vi la penosa y lamentable entrevista de Magaly con el actor turco Halit Ergenc, conocido por estos lares como Onur, el hijoeputa millonario que ofreció a la dulce Sherezade 75 millones de liras turcas a cambio de un choque y fuga en la telenovela Las mil y una noches, que medio Perú, incluido este pechito, sigue con interés todos los días.

Magaly, una pequeña diosa en el medio repleto de Millets, Jean Pauls, Meros Loco, Doritas y Genis Alves, probablemente cree que le ha ganado a todos y dejó de hacer su tarea. Llena de soberbia, estimó que no era necesario hacer una investigación previa al trabajo asignado, leer sobre el lugar que visitaría, o conocer a la persona a quien iba a entrevistar. Pensó que era suficiente con retocarse las raíces, una manicure express, depilarse el bigote y listo. Ella ya estaba preparada para conversar con el actor turco. El resultado, como era de esperarse, fue vergonzoso.

Empecemos con lo básico. Magaly no habla inglés. El nivel de inglés que ostenta es peor que el del pata de Open English: “Coman mamey”. No hay excusas para eso. No puedes trabajar años en televisión, ganar un culo de dinero, tener todos los medios a tu disposición y ostentar (según sus palabras) el privilegio de viajar a Estambul, para preguntarle al actor turco: “do you like?”  (para saber si le gusta el pisco que está tomando). O decirle “this a small gift for yur(your) son”, mientras le entrega una chompita. No me jodas. Eso pasa cuando estás ocupada cambiándote la cara en un quirófano en lugar de preocuparte por ser mejor. Digno ejemplo de superación personal.

La edición es tan mala como la entrevista misma, pero intentaré ir paso a paso.

En un primer momento, Magaly le pregunta quién impone la disciplina en casa y Ergenc, muy tranquilo, le responde que es él. Él impone la disciplina en el hogar Ergenc-Korel. Ella se ríe con la bocota abierta y esa risa que imposta más falsa que cariñito de puta o moneda de tres nuevos soles. “No te creo”. Le dice. Y él, al escuchar al traductor, pregunta asombrado e inclusive mortificado diría yo. “¿No me cree?” ¡Es un turco musulmán! ¿Quién te imaginas que manda en esas casas? Burra de mierda.

Luego, le pide que recuerde alguna anécdota o momento de la novela que guarde en su memoria de manera especial. El actor cuenta que rió mucho cuando su personaje Onur le compra a Sherezade una mansión a orillas del Bósforo por 100 millones de dólares y la bella y engreidísima novia le manifiesta que debió consultarle primero antes de proceder con la compra. Ergenc sonríe al recordar esa reacción pero seguramente quiere pegarse un tiro cuando escucha la de Magaly: ríe y dice “yo no hubiera dicho lo mismo ja, ja, ja.” ¡Es una telenovela, pedazo de pelotuda! ¿Quién carajos crees que te va a comprar un palacete otomano a orillas del Bósforo de 100 millones de dólares? ¿El notario? ¿Ney Guerrero?

A continuación, la Medina dicta una cátedra de bienes raíces. ¿Existen casas de esos precios? pregunta. El actor le comenta impasible que en tiempos de la telenovela allá por el 2009 las casas a orillas del Bósforo costaban 100 millones de dólares. pero que en la actualidad los precios podrían estar entre los 200 y 250 millones de dólares.” ¡Wow! ¡Más que en Beverly Hills! “ Y otra vez “¡wow!”. Magaly demuestra que no es más que una nueva rica prejuiciosa cuyo único referente de barrio rico es Beverly Hills. No tiene la más reputa idea de lo que puede costar el metro cuadrado en ciudades como Tokio, Londres o Tel Aviv. Sólo en esta putrefacta y mal oliente ciudad Bragagnini se da el lujo de cobrar 5,000 dólares por metro cuadrado. Su conocimiento del sector inmobiliario se reduce a dos wows. Mágico.

En seguida, Magaly le pregunta “¿Sabe algo de Perú?” A ver… Al tipo lo han contactado, han organizado y coordinado una entrevista para la televisora de (oigan bien) PERÚ que emite la telenovela que protagonizó años atrás y ¿crees que va a ser tan huevón de contestar, que no sabe nada de Perú? Así nunca en su perra vida haya escuchado nombrar a Perú estoy segura de que a él no le faltaría la inteligencia para hacer la tarea y googlear Perú. Don Onur sorprendió diciendo que sí había escuchado de Perú, inclusive la hermana de su esposa había vivido en Lima y él, súper polite, dijo que amaría visitar Perú.

Un zorro viejo bien entrenado en el oficio habría terminado con el tema allí mismo, pero eso es mucho pedir para alguien cuyo entrenamiento diario consiste en entrevistar a Guty Carrera y ver, como dice mi sobrina de 4 años, las noticias de Peluchín. Que si nos dejamos de huevadas no difieren mucho de las que leen Mónica Delta y Eduardo Guzmán por las noches. En fin, no pudo resistir preguntarle por la comida peruana y el ceviche. Ok. Vaya y pase. Una vez más la puta gastronomía y todo el cuento Gastón Acurio. Pero lo que hizo con el pisco se pasó de castaño oscuro.

Durante la entrevista se aparece un asistente de producción con una botella y Magaly le cuenta al actor que está a punto de probar el pisco peruano, “un licor hecho de uva”, “el licor nacional del país que se está importando”, “la versión peruana del tequila mexicano”. Mátenme. Que un cocodrilo me devore las orejas.  ¿De dónde lo estamos importando? ¿De Chile? ¿Es el licor nacional del país? Magaly “cero en semántica” Medina. ¿Y la analogía con el tequila? Lo único que se me ocurre que pueda ser comparable es que ambos licores te emborrachan y te dan una resaca tan fea que te hace desear la muerte a martillazos. Do you like? Y más risas ja,ja,ja.

En otro momento de la entrevista Magaly mete su nariz en otro tema del que sólo conoce la canción del taxi y el ras tas tas. Halit Ergenc también es un buen cantante y ella indaga sobre sus gustos musicales. Él le habla de jazz, ópera, algo de pop y que nombraría a Duft Punk y a Bjork como sus favoritos. Magaly enmudece. Cri cri cri. Ríe (otra vez) ja,ja,ja. Cero comentarios. Si los hizo, se los editaron porque ella cambia de tema más rápido que inmediatamente y habla de los paparazzis y el acoso de la prensa.

El turco argumenta con sabiduría y sale recontra bien parado con una respuesta sobre el equilibrio y el balance muy articulada indicando que su relación con la prensa es muy buena y de respeto mutuo. Punto para Onur que no le da de comer.

Al final, ¡llegó la hora de los regalitos! La pashmina de baby alpaca para Sherezade, la chompita para el chibolo y un par de chullos para el galán de ojos azules. “Estos se llaman chullos en el idioma quechua de nuestros ancestros.” ¿Vieron al cocodrilo? Que venga por favor. Le faltó la otra oreja.    Borriquilla, para tu conocimiento general el quechua junto con el aymara y el castellano son las lenguas oficiales del Perú. Y el quechua es hablado por más del 10% de la población en la actualidad. En primaria enseñan eso. Por si acaso.

El actor turco parece un hombre cortés, serio y prudente.  Escucha al traductor y se toma el tiempo para pensar antes de responder las estupideces que le pregunta la peruana y a pesar de eso demuestra su profesionalismo y paciencia ante semejante numerito.

No soy vidente, tampoco sé leer la mente, pero apostaría mi dinero a que el buen don Onur estuvo aliviado de haber terminado con la entrevista y pensar: “por eso las encerramos, les tapamos la cara  y les damos duro carajo para que aprendan a no abrir el hocico para decir sandeces.”

Cuando no haces la tarea, cuando sólo lees el Trome y la Cosmo, cuando tu soberbia te hace creer que le has ganado a todos, que no tienes nada más que aprender, cuando en lugar de cultivarte , de comprar libros, prefieres gastar tu dinero en implantes y vestidos, sales al mundo y te dan en la más fea de las madres develando tu miserable nivel cultural, profesional y personal. Do you like?